LA PILARICA (parte2/2)

FORDENSE

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... continuación (LA PILARICA parte 1/2)

El resplandor que sirve de fondo a la Corona de la Virgen es también una obra magnífica. Unidos por dos fajas circulares convenientemente separadas, en donde están incrustadas, formando flores y caprichosos óvalos, variedad de topacios, amatistas y zarifos de gran tamaño, adornados con brillantes y perlas. Tiene 29 hacecillos de rayos convergentes, unos más largos que otros, sistemáticamente colocados y cortando la monotonía de sus aristas, llevan sobrepuestos grupitos de piedras y algunas joyas antiguas. En la parte central superior, destaca un hermoso florón que lo componen una cinta de brillantes en forma de lira, en cuyo centro está encerrado un grueso topacio esférico. Todos los rayos son de oro, realizados con los objetos y joyas que habían sobrado de la corona, y que son: 47 brillantes, 2.311 rosas, 137 perlas, 1.097 perlas hiladas, 83 esmeraldas, 63 rubíes, 57 zafiros, 95 granates, 120 amatistas, 87 topacios, 44 turquesas, 7 óvalos grandes, 14 corales grandes y varias joyas que se colocaron sin desmontar.

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También en el Joyero figuran regalos a la Virgen hechos por importantes personalidades.
Algunos de estos objetos son especialmente significativos, como el bastón y el broche nupciales de Alfonso XIII y Victoria Eugenia, ofrecidos a la Virgen por salir ilesos del atentado que sufrieron el día de su boda. El águila en oro y diamantes de Amadeo de Saboya. El rotulador de oro con el que Juan Carlos I sancionó la Constitución. La corona de oro y brillantes que regaló la Reina Sofía en el primer viaje de los monarcas nada más ser proclamados en 1975. Felipe II donó en 1596 dos ángeles de plata, que hacen guardia de honor a la imagen de la Virgen.
Otra sección está dedicada a las donaciones de papas, cardenales y obispos, donde están los cálices de San Juan de la Cruz, San Pío X y Juan XXIII o el solideo de Juan Pablo II. Cada pieza tiene su anécdota o historia, reflejo de la devoción popular, y las hay curiosas como el arco del violín de Sarasate o unos pendientes de oro de Evita Perón quien en su visita al Pilar se quitó los pendientes que llevaba puestos y se los regaló a la Virgen.
Al valor histórico-artístico y sentimental del tesoro se une el económico. Nadie se atreve a dar una cifra concreta. De poderse tasar estaríamos hablando de cifras multimillonarias e inimaginables. El joyero ha sufrido mermas debido a los expolios, el más grave tras la invasión francesa, y a las subastas para terminar o arreglar el Pilar.


Los Mantos
Los mantos constituyen a lo largo de los siglos la proyección de la devoción a la Santísima Virgen del Pilar fuera de la basílica. Y, aun dentro de la misma, es un manto la mejor ofrenda que, también desde siempre, ha sido hecha por sus fieles devotos.
La primera noticia que hasta el momento se posee sobre los mismos data de 1504. En su testamento, recogido en el protocolo del notario de Zaragoza Martín de la Zaida, Juan Benedic dona a la Santísima Virgen 100 sueldos para que le sea confeccionado un manto.
El más antiguo que actualmente posee la Virgen es el donado por el Cabildo en 1762, que fue confeccionado por las Madres Capuchinas de nuestra ciudad y que sigue en uso. Todos los años, devotos de la Virgen siguen regalándole mantos confeccionados de forma artesanal como manda la tradición.
La colocación del manto sobre la Imagen no ha sido siempre igual. Antiguamente el manto se le colocaba a la Virgen muy alto, tanto que únicamente quedaban al descubierto las cabezas de la Virgen y del Niño. Así puede verse en un cuadro existente en la sala capitular de La Seo y en un medallón expuesto en el Museo Pilarista.
En el siglo XVIII, según señala, entre otros autores, Mullé de la Cerda, a instancias quizá del mismo Ventura Rodríguez, se bajó lo suficiente como para dejar al descubierto casi toda la Imagen; así se colocaba hasta 1969 el manto del Cabildo el 12 de octubre de cada año. Solamente muy a finales del siglo XIX el manto comenzó a ser colocado como se encuentra en la actualidad, dejando al descubierto toda la Imagen, tapando solamente el Pilar, y no todo, pues pueden verse, por la parte inferior del manto , unos 30 cm. del mismo.
La forma de todos los mantos es la proyección plana de un tronco de cono. La línea recta que, hallándose totalmente extendido un manto, une los vértices superiores, mide 0,47 m. Y la que une los dos inferiores, 1,39 m. La altura total del manto es de 0,85 m., y queda reducida en los bordes laterales a 0,79m.

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Cada noche, después que los silencieros invitan a los fieles a abandonar la basílica y ésta queda vacía, el capellán de la Virgen sube las escalerillas y procede devotamente a retirar de la Imagen el manto que tuvo puesto durante el día y le coloca el que lucirá al día siguiente. Éste queda sujeto al santo Pilar sobre un portamantos de duraluminio, forrado de terciopelo azul; a él se sujetan los mantos con las cintas que llevan cosidas para ello en los bordes superiores y quedan los laterales inferiores colocados hacia atrás y sujetos por el mismo portamantos.
El manto que viste la Virgen coincide con el color de la liturgia del día, excepto en festividades concretas o situaciones especiales. Entre las primeras pueden citarse: San Jorge, la Asunción, Cristo Rey, la Inmaculada, Navidad, Pascua de Resurrección, Santísima Trinidad, San Pedro, Santiago, Jueves y Viernes Santo, 12 -de octubre, Santa Cecilia, San Valero, etcétera. Y, como situaciones especiales: el triduo y fiesta de la Corte de Honor, la de la Guardia Civil, músicos, bomberos, agentes de la propiedad inmobiliaria, Adoración Nocturna, telecomunicaciones y el Jueves Sacerdotal de cada mes; o la visita de la familia real, la presentación ante la Virgen de los caballeros cadetes, el aniversario de la fundación de las Hijas de la Caridad de Santa Ana, etcétera... Y los mantos "hispánicos" que lleva la Virgen en la fiesta nacional del respectivo país.
Existen además los "mantos misioneros". El servicio que tienen encomendado ha sido y sigue siendo dar consuelo a los enfermos y manifestar la amorosa cercanía de la Virgen en esos momentos de dolor.
El manto donado por la reina regente María Cristina viaja a Roma en febrero de 1941, para servir de consuelo en su última enfermedad a su hijo, el rey Alfonso XIII; este mismo manto fue enviado a Lausana en marzo de 1969 y bajo su amparo murió la reina Victoria Eugenia.


Y este es un regalo especial para Haizea y su abuela.

http://www.youtube.com/watch?v=j57qanEA2_c&feature=related

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gracias PaqueteGirl por tu aportación y ayuda....:complice:


 
Jolin!!!!!!!!!!!!! Fordense que quieres que te diga pues..................me he puesto a llorar como una tonta:timido::timido::timido:.
MUCHAS GRACIAS!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!de corazón.
 
Fordense, eres la caña machote. Se me han puesto los pelos como escarpias. No sé de donde sacas tiempo pero gracias por tu esfuerzo. Un abrazo.
 
:me_kagun:q jotica joder....brutal:complice: hacía tiempo que no escuchaba una.
un mañico afincado en valencia)
 
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