El poder de un beso

Wolowitz

FH SUPPORTER
Va por la carretera la caravana de fornidos y bigotudos motociclistas en sus poderosas y negras Harley-Davidson cuando de pronto ven a una chica a punto de saltar de un puente al río.
Se detienen y el líder, particularmente corpulento y de aspecto rudo, desmonta, se dirige a ella y le pregunta:
—¿Qué diablos se supone que estás haciendo?
—Voy a suicidarme — responde suavemente la delicada muchacha con voz cadenciosa y gesto fatal.
El motociclista piensa unos segundos y finalmente le dice:
—Bueno, antes de saltar, ¿por qué no me das un beso?
Ella asiente, se hace a un lado su larga y rizada cabellera y le da un largo y apasionado beso en la boca.
Después de esa intensa experiencia, la tribu de motociclistas aplaude... el líder tiene que recuperar el resuello, se alisa la barba y al cabo admite:
—Ese fue el mejor beso que me han dado en mi vida. Es un verdadero talento el que se perderá si te suicidas, ¿por qué quieres matarte?
—Porque a mis padres no les gusta que me vista de mujer.



(Si está repetido ruego que me disculpéis).
 
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