Ernesto Cm
FH SUPPORTER
Pues como lo prometido es deuda, aquí van mis impresiones de los primeras 1000 millas y mi primera experiencia en el mundo Harley.
PRIMERA PARTE. Un poco de historia personal. Esto te lo puedes saltar pues aquí te cuento como busqué una moto para mí y de alguna manera también explica mi punto de vista de la segunda parte.
Nunca fui de Harley. Mi contacto con la moto empezó con una Vespa 200 y siguió hasta mi última “amoto”, una Burgman, también 200. De ese estilo y cilindrada no había salido desde que me saqué el carné atravsando una tablilla sin caerte como se hacía a principio de los 80. Me apetecía probar una moto mayor. Teniendo 167 cm de estatura y queriendo que los dos pies se plantaran en el suelo lo tenía más complicado. De web en web buscando características técnicas, altura del sillín y peso de la moto; de ahí a los concesionarios para ver cual me sentaba bien. No buscaba la moto que me gustara, buscaba la que fuera para mí.
Empecé con Honda y sus DCT, por aquello de no tener que cambiar, Así que a probar la NC750S y la Integra, ambas con el mismo motor. Si la NC me quedaba pelín altita, de la Integra ni te cuento. Probé también la CBF 500, demasiado tumbado, deportiva y 30 años más de la cuenta para la moto. Como los concesionarios de Yamaha no me hicieron mucho caso y no disponían de motos de prueba, pues pasé rápidamente de ellos y ni siquiera llegué a probar otra moto que se podría ajustar a mi talla, la MT-07. Todo esto para deciros que a estas alturas ya empezaba a contemplar la posibilidad de comprar una moto de marchas, cosa que en principio ni me planteaba. Al fin creí encontrar mi moto: la Triumph Bonneville; relativamente poco peso, asiento bajo, línea espectacular. Me enamoré de esa moto, ¡qué bonita! Y me sigue gustando, pero me trató mal, muy mal. Unos amortiguadores vacíos, llenos de nada, ni aceite, ni aire a presión, “na de ná”. Como las mujeres, si te tratan mal, por guapas que sean, no cuentan. Ellas dirán lo mismo de los hombres, y con razón.
A lo que iba, que circulando por Torremolinos en mi Burgman 200, se me planta al lado un tío con una Iron 883. Lo vi, y me rondó por la cabeza que esa podía ser mi moto. Me voy para el concesionario de la Harley en Málaga y me cuidaron tanto que llegué a enamorarme de nuevo; esta vez de la Street 750, y no sin antes haberla probado un par de veces; en la segunda me la dejaron por un más que buen rato en la tarde; es de agradecer. Impecable el equipo de H-D en Málaga.
SEGUNDA PARTE. Y me subí en mi moto. El manual habla de millas y convierte a kilómetros. Estos de Milwaukee mantienen su protocolo americano. Y me subí por 1000 millas o 1600 kilómetros para la primera revisión. En poco menos de un mes he observado algunas cosas que son las que comparto ahora.
Me hubiera gustado que el VIN hubiera empezado por 5HD, pero ponía MEG. El vendedor me miraba curioso mientras yo buscaba el número. Sí, fabricada en la India, es lo que hay; los niños tampoco vienen de París. Me entregan la moto impecable y con un protocolo muy de película americana; vamos, para que te sientas como un niño con zapatos nuevos. Lo logran con una muy cuidada explicación de todos los detalles del vehículo. Eso no me lo habían hecho a mí en la vida. Ya en la moto veo que el velocímetro e indicadores es muy espartano. Mi vieja “Susi” era más prolija. Trae dos cuenta kilómetros parciales. Hubiera preferido un reloj en vez de uno de ellos. No obstante la lectura del velocímetro e indicador es cómoda. Aunque el tamaño de los símbolos es pequeño la luz que emite hace que se vea perfectamente en cualquier condición, salvo que le de el sol de plano. Me voy a echar combustible. El tanque parece más grande de lo que carga. Con sus diez litros me hago 250 km. Yo pensé que le cabría más. Me gusta que traiga la cerradura de serie y que sea metálico. Eso le da un puntito especial.
Al rodar noto que las marchas le entran muy bien. Me hago muy pronto a la máquina y no me resulta difícil el cambio. Noto que me es más fácil llevar la moto en marchas altas que bajas; ya que en las marchas bajas el motor me caballea un poco; le gusta que le apriete las orejillas. Por debajo de 40 km/h la encuentro algo imprecisa. Esa imprecisión la he visto corregida después de la primera revisión. Las primeras marchas que en ciudad se quedan un pelín largas, en carretera son progresivas, con un bajo consumo y una recuperación excelente.
Me fui desde Málaga a Córdoba a hacerle un poco de rodaje. Muy cómoda. Bueno, el butacón de la moto anterior era mucho más cómodo; pero eso, un butacón. Al ser muy compacta la conducción es fácil y ágil. Las gomas se pegan muy bien al suelo; ahora sí, mucho mejor que las mini ruedas de la maxi scooter. Estos Michelin Scorcher están pero que muy bien. No sé como serán en mojado; pero en seco me encantan. Me transmiten una fantástica sensación de seguridad. Como comentaba, veo que la moto va mejor en marchas largas que cortas. En sexta recupera que es una bestialidad. La bajas a 70 km/h y se pone en 120 km/h sin pestañear. En las curvas de Priego es muy dócil y estable. Paramos en un bar de carretera para reponernos y mi pareja está feliz. Bien, el asiento trasero cumple bien su función a pesar de aparentar una excesiva pequeñez; le instalé el respaldo y el transportín pues no quería volver de vuelta sin la mujer. Bueno, hoy llevé a un amigo al Rincón de la Victoria y el hombre parecía un pollito en un palomar. Con 180 cm de estatura está claro que no es el pasajero ideal. Pero sí es de agradecer que este segundo asiento venga de serie, cosa que en la Sporter creo que no pasa. A la vuelta se nos hizo de noche. Las luces, sobre todo la larga van sobradas; no me perdí ni un nido del camino, esa larga lo alumbra todo.
En resumen, es una moto con una conducción agradable, sencilla, sin complicaciones. En cuanto a la frenada, frena bien. Me gusta que el freno trasero sea de disco; todavía se ven este tipo de motos con frenos de tambor. Y echo de menos ABS. Yo habría pagado por ello. Al principio me parecía que tenía que hundir mucho, mi anterior moto tenía frenada compensada, olvidado ese hecho en la conducción, lo encuentro cómodo y con una superficie de apoyo ancha para el pie. Al freno delantero le echo en falta el poder regular la maneta, pero responde también muy bien. Muy buena suspensión; mucho mejor que la de mi motillo; y de la Bonneville ni te cuento. Esta moto es muy cómoda para mi espalda. Hasta mi quiropráctico lo ha notado. El manillar es amplio pero cómodo a la vez. En parado me cuesta moverla algo más; son 222 Kg y para aparcarla en ciudad entre las motos no es tan fácil como me gustaría; pero nada que ver con esas Intruder que necesitan media calle para girar. El giro puede ser bastante cerrado y entre los coches se sortea muy bien. En el manillar no me gusta mucho la piña izqauierda ya que los pulsadores se ven “debiluchos”, tal vez no lo sean, pero le falta un poquito de presencia. Y aún estoy pensando como solucionar lo del baúl trasero para poder callejear un poco. Porque esas maletas de Shad le pegan como a un santo dos pistolas al cinto. ¿Se os ocurre algo para solucionarlo?
Por último. Sé que no suena como una Harley, no tiene esa presencia en la rodada; no te miran al pasar, pero sí en parado, porque no anuncias tu llegada con el patateo del motor; lo bueno es que tampoco vibra. ¿Pero qué más se puede pedir por 7500 euros precio final; ya en la calle, todo incluido, sin sorpresas de otros gastos, impuestos o matriculación? Que tengo un motor potente a un precio ajustado al bolsillo, cómoda de manejar, económica y fiable. Ya está. Se acabó. Si venís por Málaga pues me hacéis saber, birritas y tal y tal.
PRIMERA PARTE. Un poco de historia personal. Esto te lo puedes saltar pues aquí te cuento como busqué una moto para mí y de alguna manera también explica mi punto de vista de la segunda parte.
Nunca fui de Harley. Mi contacto con la moto empezó con una Vespa 200 y siguió hasta mi última “amoto”, una Burgman, también 200. De ese estilo y cilindrada no había salido desde que me saqué el carné atravsando una tablilla sin caerte como se hacía a principio de los 80. Me apetecía probar una moto mayor. Teniendo 167 cm de estatura y queriendo que los dos pies se plantaran en el suelo lo tenía más complicado. De web en web buscando características técnicas, altura del sillín y peso de la moto; de ahí a los concesionarios para ver cual me sentaba bien. No buscaba la moto que me gustara, buscaba la que fuera para mí.
Empecé con Honda y sus DCT, por aquello de no tener que cambiar, Así que a probar la NC750S y la Integra, ambas con el mismo motor. Si la NC me quedaba pelín altita, de la Integra ni te cuento. Probé también la CBF 500, demasiado tumbado, deportiva y 30 años más de la cuenta para la moto. Como los concesionarios de Yamaha no me hicieron mucho caso y no disponían de motos de prueba, pues pasé rápidamente de ellos y ni siquiera llegué a probar otra moto que se podría ajustar a mi talla, la MT-07. Todo esto para deciros que a estas alturas ya empezaba a contemplar la posibilidad de comprar una moto de marchas, cosa que en principio ni me planteaba. Al fin creí encontrar mi moto: la Triumph Bonneville; relativamente poco peso, asiento bajo, línea espectacular. Me enamoré de esa moto, ¡qué bonita! Y me sigue gustando, pero me trató mal, muy mal. Unos amortiguadores vacíos, llenos de nada, ni aceite, ni aire a presión, “na de ná”. Como las mujeres, si te tratan mal, por guapas que sean, no cuentan. Ellas dirán lo mismo de los hombres, y con razón.
A lo que iba, que circulando por Torremolinos en mi Burgman 200, se me planta al lado un tío con una Iron 883. Lo vi, y me rondó por la cabeza que esa podía ser mi moto. Me voy para el concesionario de la Harley en Málaga y me cuidaron tanto que llegué a enamorarme de nuevo; esta vez de la Street 750, y no sin antes haberla probado un par de veces; en la segunda me la dejaron por un más que buen rato en la tarde; es de agradecer. Impecable el equipo de H-D en Málaga.
SEGUNDA PARTE. Y me subí en mi moto. El manual habla de millas y convierte a kilómetros. Estos de Milwaukee mantienen su protocolo americano. Y me subí por 1000 millas o 1600 kilómetros para la primera revisión. En poco menos de un mes he observado algunas cosas que son las que comparto ahora.
Me hubiera gustado que el VIN hubiera empezado por 5HD, pero ponía MEG. El vendedor me miraba curioso mientras yo buscaba el número. Sí, fabricada en la India, es lo que hay; los niños tampoco vienen de París. Me entregan la moto impecable y con un protocolo muy de película americana; vamos, para que te sientas como un niño con zapatos nuevos. Lo logran con una muy cuidada explicación de todos los detalles del vehículo. Eso no me lo habían hecho a mí en la vida. Ya en la moto veo que el velocímetro e indicadores es muy espartano. Mi vieja “Susi” era más prolija. Trae dos cuenta kilómetros parciales. Hubiera preferido un reloj en vez de uno de ellos. No obstante la lectura del velocímetro e indicador es cómoda. Aunque el tamaño de los símbolos es pequeño la luz que emite hace que se vea perfectamente en cualquier condición, salvo que le de el sol de plano. Me voy a echar combustible. El tanque parece más grande de lo que carga. Con sus diez litros me hago 250 km. Yo pensé que le cabría más. Me gusta que traiga la cerradura de serie y que sea metálico. Eso le da un puntito especial.
Al rodar noto que las marchas le entran muy bien. Me hago muy pronto a la máquina y no me resulta difícil el cambio. Noto que me es más fácil llevar la moto en marchas altas que bajas; ya que en las marchas bajas el motor me caballea un poco; le gusta que le apriete las orejillas. Por debajo de 40 km/h la encuentro algo imprecisa. Esa imprecisión la he visto corregida después de la primera revisión. Las primeras marchas que en ciudad se quedan un pelín largas, en carretera son progresivas, con un bajo consumo y una recuperación excelente.
Me fui desde Málaga a Córdoba a hacerle un poco de rodaje. Muy cómoda. Bueno, el butacón de la moto anterior era mucho más cómodo; pero eso, un butacón. Al ser muy compacta la conducción es fácil y ágil. Las gomas se pegan muy bien al suelo; ahora sí, mucho mejor que las mini ruedas de la maxi scooter. Estos Michelin Scorcher están pero que muy bien. No sé como serán en mojado; pero en seco me encantan. Me transmiten una fantástica sensación de seguridad. Como comentaba, veo que la moto va mejor en marchas largas que cortas. En sexta recupera que es una bestialidad. La bajas a 70 km/h y se pone en 120 km/h sin pestañear. En las curvas de Priego es muy dócil y estable. Paramos en un bar de carretera para reponernos y mi pareja está feliz. Bien, el asiento trasero cumple bien su función a pesar de aparentar una excesiva pequeñez; le instalé el respaldo y el transportín pues no quería volver de vuelta sin la mujer. Bueno, hoy llevé a un amigo al Rincón de la Victoria y el hombre parecía un pollito en un palomar. Con 180 cm de estatura está claro que no es el pasajero ideal. Pero sí es de agradecer que este segundo asiento venga de serie, cosa que en la Sporter creo que no pasa. A la vuelta se nos hizo de noche. Las luces, sobre todo la larga van sobradas; no me perdí ni un nido del camino, esa larga lo alumbra todo.
En resumen, es una moto con una conducción agradable, sencilla, sin complicaciones. En cuanto a la frenada, frena bien. Me gusta que el freno trasero sea de disco; todavía se ven este tipo de motos con frenos de tambor. Y echo de menos ABS. Yo habría pagado por ello. Al principio me parecía que tenía que hundir mucho, mi anterior moto tenía frenada compensada, olvidado ese hecho en la conducción, lo encuentro cómodo y con una superficie de apoyo ancha para el pie. Al freno delantero le echo en falta el poder regular la maneta, pero responde también muy bien. Muy buena suspensión; mucho mejor que la de mi motillo; y de la Bonneville ni te cuento. Esta moto es muy cómoda para mi espalda. Hasta mi quiropráctico lo ha notado. El manillar es amplio pero cómodo a la vez. En parado me cuesta moverla algo más; son 222 Kg y para aparcarla en ciudad entre las motos no es tan fácil como me gustaría; pero nada que ver con esas Intruder que necesitan media calle para girar. El giro puede ser bastante cerrado y entre los coches se sortea muy bien. En el manillar no me gusta mucho la piña izqauierda ya que los pulsadores se ven “debiluchos”, tal vez no lo sean, pero le falta un poquito de presencia. Y aún estoy pensando como solucionar lo del baúl trasero para poder callejear un poco. Porque esas maletas de Shad le pegan como a un santo dos pistolas al cinto. ¿Se os ocurre algo para solucionarlo?
Por último. Sé que no suena como una Harley, no tiene esa presencia en la rodada; no te miran al pasar, pero sí en parado, porque no anuncias tu llegada con el patateo del motor; lo bueno es que tampoco vibra. ¿Pero qué más se puede pedir por 7500 euros precio final; ya en la calle, todo incluido, sin sorpresas de otros gastos, impuestos o matriculación? Que tengo un motor potente a un precio ajustado al bolsillo, cómoda de manejar, económica y fiable. Ya está. Se acabó. Si venís por Málaga pues me hacéis saber, birritas y tal y tal.