Saludos compañeros. Quiero compartir con vosotros las sensaciones que me transmitió mi burra en el primer viaje que compartimos juntos, espero que disfruten tanto como yo...
Salud,
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Ruta 1. De Madrid a Barcelona con "La Otra",
Acababa de beber una copa de whisky, es una forma efectiva de calentar los huesos. La puerta del garito se cerraba con un ruido sordo al salir. No había otra forma de combatir este frío endemoniado, me calce el casco y los guantes, "La Otra" me esperaba impaciente, parecía no gustarle aquella sensación de quietud, al ponerla en marcha, la cálida emanación de aire del motor me dio la impresión de estar en casa. Sonreí, y no se si por calentar mis manos, o por sentirme mas cerca de su corazón pose mis manos en los cilindros de la "V". Continuamos Blacky, le dije.
Atrás quedaban las sinuosas carreteras de las sierras de Madrid, caía la noche y ante mi se extendía el desierto de los Monegros, gire el control de velocidad de la maquina a unos 100 k/h, fue un gesto que "La Otra" pareció agradecer, estire las piernas y relaje los brazos, solo me restaba disfrutar del viaje, la carretera era de mi montura.*
El viento se arremolinaba en Norte, Sur, Este y Oeste, arriba y abajo de la maquina, dibujaba sinuosas formas, como ninfas de polvo, y*silbaba una diabólica sinfonía en mis oídos, intentando ensordecerme, solo Ella luchaba contra ese siseo, el rítmico acompasar del Evo conseguía disipar el insufrible soplar del viento, venciendo a los elementos en el titánico combate, superando con su potencia al viento que todo lo empuja.
Pensé que Ella había nacido para rodar, y yo para acompañarla...
Salud,
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Ruta 1. De Madrid a Barcelona con "La Otra",
Acababa de beber una copa de whisky, es una forma efectiva de calentar los huesos. La puerta del garito se cerraba con un ruido sordo al salir. No había otra forma de combatir este frío endemoniado, me calce el casco y los guantes, "La Otra" me esperaba impaciente, parecía no gustarle aquella sensación de quietud, al ponerla en marcha, la cálida emanación de aire del motor me dio la impresión de estar en casa. Sonreí, y no se si por calentar mis manos, o por sentirme mas cerca de su corazón pose mis manos en los cilindros de la "V". Continuamos Blacky, le dije.
Atrás quedaban las sinuosas carreteras de las sierras de Madrid, caía la noche y ante mi se extendía el desierto de los Monegros, gire el control de velocidad de la maquina a unos 100 k/h, fue un gesto que "La Otra" pareció agradecer, estire las piernas y relaje los brazos, solo me restaba disfrutar del viaje, la carretera era de mi montura.*
El viento se arremolinaba en Norte, Sur, Este y Oeste, arriba y abajo de la maquina, dibujaba sinuosas formas, como ninfas de polvo, y*silbaba una diabólica sinfonía en mis oídos, intentando ensordecerme, solo Ella luchaba contra ese siseo, el rítmico acompasar del Evo conseguía disipar el insufrible soplar del viento, venciendo a los elementos en el titánico combate, superando con su potencia al viento que todo lo empuja.
Pensé que Ella había nacido para rodar, y yo para acompañarla...