Ayer hice la verdadera prueba dinámica trazando una ruta por los puertos de la Sierra de Madrid.
La RG me pareció una moto divertidísima; muy bien conjuntada, en líneas generales, sobre todo con ese motor que la levanta como si fuera una pluma de cada curva.
En cuanto al grado de inclinación, pues verás:
Empecé a animarme, a dejar correr la moto en la entrada de las curvas, a tirarla rápida, pisando la plataforma interior, cuando veía el ápice y a abrir gas a fondo en cuanto pasaba por ese punto, a veces antes. ¿Qué pasó? Pues que durante una serie de eses enlazadas me sentí conduciendo una auténtica GT, o una naked grande, en lugar de una custom, y fue entonces cuando rocé por los dos lados, pero, ojo, llevando todo el cuerpo (no el culo, sólo el cuerpo) fuera de la moto.
Un momento después reprogramé mi cerebro y apliqué el tipo de pilotaje adecuado a una máquina como ésta, con la que se pude ir rápido, muy rápido por una carretera de curvas. La parte baja de Navacerrada, de vuelta, con curvas redondas rapidísimas, resultó un auténtico disfrute con esta moto.
Tengo algo más que la impresión -diría estar seguro- de que el ángulo de inclinación de la RG es algo mayor que el de la Ultra. Tal vez sea porque el peso de la Ultra más el de un piloto como yo, hunde el tren delantero. Por otro lado, las plataformas de la RG me parecen más estrechas. En cualquier caso, la RG se siente una moto mucho más ligera del tren delantero -hay momentos que parece flotar abriendo todo el gas-.
